
Repasemos las "leyes básicas" de la relojería: todo movimiento, calibre o módulo se basa en un elemento o dispositivo capaz de dar determinados pulsos regulares en un corto periodo de tiempo. En los relojes de cuarzo esa pieza es, como casi todo el mundo sabe, el cuarzo (y de ahí el nombre). El cuarzo que es un elemento muy común, barato y disponible, pero que tiene su dificultad en que debe ser tallado a precisión, de lo contrario el reloj puede dar problemas de exactitud. La particularidad del cuarzo es que, aplicándole una corriente eléctrica, vibra, y estas vibraciones (en torno a las 262.150 vibraciones por segundo) pueden utilizarse para convertir en impulsos eléctricos y calcular el tiempo.
Las vibraciones pueden sufrir variaciones cuando se le somete al cuarzo a variaciones de temperatura o presión atmosférica y por eso, antes de utilizarse en un reloj (o en un circuito de tiempo), se le debe encerrar en el vacío y herméticamente dentro de una pequeña cápsula. Esa es la pequeña "pastilla" -normalmente cilíndrica- que veis cuando desarmáis un reloj digital.

Aunque los relojes de cuarzo son muy precisos, por lo general en la relojería común su precisión no baja de los +/- 15 segundos por mes, pero utilizando diferentes técnicas se pueden lograr precisiones de alrededor del minuto por año (+/- 5 segundos por mes). Eso sin contar otro tipo de tecnologías, como los cuarzo termocompensados. Con el cuarzo termocompensado se consiguen exactitudes en torno a los +/- 10 o +/- 20 segundos por año. Un modelo termocompensado no es más que un modelo de cuarzo convencional que, en función de la temperatura leída por un sensor, corrige y modifica los impulsos eléctricos. No es, por tanto, que el cuarzo se haya mejorado, sino que la circuitería eléctrónica es más compleja. Para que nos entendamos, es como si en un reloj mecánico tuviésemos un mecanismo que corrigiese los impulsos generados por el volante o tourbillón (que es el "oscilador" lo que hace de péndulo en un reloj convencional y tradicional, y lo que haría el cuarzo en un digital) para compensar el atraso o el adelanto. O dicho de otro modo: no se mejora la pieza en sí, pero sí el resultado obtenido con el movimiento y la marcha generada por la energía acumulada en el muelle y, por lo tanto, la precisión. A ojos del usuario el resultado es el mismo.
El conjunto balance/espiral (que en España se le conoce como "volante" por su característica forma) lleva en su concepción prácticamente inalterable desde que Christian Huygens la ideara en 1675, y se puede decir que todos los relojes de pulsera mecánicos parten del mismo principio: un muelle helicoidal aparejado a un rotor.

Pero Zenith, marca del grupo LVMH, quiere romper con el pasado y se atreve a presentar lo que definen como una total "revolución", una innovación que vendrá en forma de un reloj mecánico con un nuevo tipo (o diseño, o mecanismo, no se sabe aún) de oscilador. La presentación, que como podréis suponer despierta mucho interés y expectativas, tendrá lugar el próximo día 14 de septiembre en su sede suiza de Le Locle, en cuya presentación estará el encargado de la división relojera de la marca, Jean-Claude Biver, y el CEO de Zenith. Además, y para ahondar más en el misterio, añaden que ese nuevo reloj tendrá también una caja "de un material inédito" (poco más y dicen "extraterrestre"...). "Prestaciones e ingeniería" que, por lo que parece en lo poco que dejan entrever (o más bien "suponer") de la invitación (por cierto, enviada a los medios especializados en dos idiomas, tanto en inglés como en francés), me da -es una suposición mía- que tiene algo (o bastante) que ver con la electrónica. La "pista" esa de la circuitería me hace pensar que quizá de algo "tan novedoso" como nos lo quieren hacer vender puede que no sea tanto, y que recurran a algún tipo de electrónica (más fiable que un oscilador mecánico) para obtener esa regularidad de latencias de la que os hablaba al principio de este post.
Espero equivocarme y que realmente sea un reloj mecánico "de verdad", y no una especie de raro híbrido, pero con lo que estamos viviendo con los smartwatches, no os extrañe si le han metido una pila y un cuarzo de por medio. Ojalá me equivoque y sea realmente una nueva pieza de relojería que aporte una auténtica revolución, de la que está muy, pero que muy necesitada, la industria relojera suiza, tan de capa caída en estos últimos años.
| Redacción: CadenaCuatro.com
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