27/10/18

La nueva literatura que se está publicando hoy


De vez en cuando suelo echarle un vistazo al panorama literario, para ver lo que se cuece y si hay algo que se publique por las editoriales del sector y que sea de mediana calidad (no exijo mucho, solo de mediana calidad).

La verdad es que miro este panorama, ya desde hace muchos años, con bastante desconfianza e incredulidad. Muestra de ello es que hace mucho, muchísimo tiempo que no me presento a concursos literarios. Desde que empecé a ver los relatos obscenos que ganan, llenos de perversión, crímenes y asesinatos, no volví a hacerlo. Yo no soy ese tipo de escritor así que para qué iba a perder mi tiempo y mi dinero en presentarme a certámenes de ese tipo.




Os pondré unos pocos ejemplos de algunos libros de reciente aparición en el mercado, para ilustrar y que veáis claramente los relatos y textos por los que apuestan todas (todas, sin excepción) las editoriales.

Empiezo con "La poca definición", del autor Joaquín Munne, publicado hace pocos meses por la editorial Caligrama. En este texto - que no sé si será autobiográfico, pero lo parece- el protagonista principal es un joven que va relatando su vida y sus acontecimientos cotidianos. No es que eso tenga en sí mucho interés, pero parece ser que a las editoriales les excita. Y hablando de excitación, entre los capítulos del libro nos encontramos a un protagonista cuyo mejor entretenimiento es espiar a las madres de los niños pequeños en los parques porque, según él, se vuelven muy despistadas y siempre te dejan ver "una teta" -palabras textuales- o enseñan sin querer (aunque el protagonista cree que en parte es queriendo) sus bragas. No sé a qué tipo de parque porno irá su autor, y dudo mucho que haya ninguna mujer en su sano juicio a la que le apetezca mostrar sus senos a los adolescentes mientras realiza la tarea de cuidar sus niños.

No acaba ahí la cosa, porque entre las páginas del libro todo tiene un cariz semejante, sin olvidar cómo su autor cuenta que el chaval se aprovecha de su abuela, enferma de alzheimer, para robarle el dinero de su monedero, y luego se lo gasta yendo a bares a beber whisky.


Esos parecen ser los valores que les gusta divulgar y transmitir a las editoriales de hoy. Ni qué decir tiene que es auténticamente deleznable, y no dudo en entrar a valorar el tiempo que pierde uno escribiendo eso (hayá cada cual...), lo que de verdad me asombra es que alguien pueda gastar los más de 13 euros (que es lo que cuesta el libro) en adquirir ese tipo de narrativa.

En segundo lugar tenemos "Día de Perros", de David Jasso y de editorial Hegemón, la historia -que suena también a autobiografía- empieza aclarando que son "acontecimientos verídicos" y que todo ocurrió "el 17 de junio de 2010". Estaría bien si no fuera por un detalle: el libro se editó en 2008 de manera que, a no ser que su autor hubiera viajado en el tiempo, no es posible que hable de "acontecimientos verídicos". Ciertamente que puede ser una licencia literaria, pero esta aclaración nos viene encabezada por el epígrafe: "Nota del editor", y en la sinopsis de la contraportada dice que "la historia es realista". Vamos, que el señor Jasso tiene, al parecer, una máquina del tiempo. No hay otra explicación. Con semejantes precedentes, podéis imaginaros el resto del libro. Son en total casi 300 páginas totalmente soporíferas, que se te hacen eternas y que cuentan la historia de un adolescente que ama a sus amigos (mejor dicho, a su mejor amigo, aunque cada dos por tres lo esté insultando, no sé qué tipo de amor será ese...) y "odia" a sus padres. Como veis, una historia muy original y con un lenguaje bastante vulgar.

Pero os decía que iba a hablaros de narrativa actual, y me he ido a 2008. Vale, lo arreglo con un nuevo título de ejemplo de esta "narrativa actual", aunque la verdad es que es más bien autobiografía en primera persona. Se trata del libro "Instinto y pólvora", de la inspectora de policía Silvia Barrera y editado hace pocos meses por Editorial Planeta. No voy a negar que los policías hacen un trabajo ingrato y muy peligroso, aunque tanto no lo será cuando hay tanta gente aspirando a él... Sea como fuera, Silvia nos cuenta su entrada en la policía como si se tratase del CSI de Miami, y para complicar más el asunto su editorial, Planeta, le diseña una portada que más bien parece de novela negra y prostitución (o no me digáis a mí quién fue el listo que le puso un pintalabios como "instinto", al lado de un montón de pólvora..., bueno, bueno...), y no de la biografía de un agente de la autoridad que debería dar buenos consejos. Ni mucho menos: la sorna y el humor negro se enarbolan por sus hojas con total albedrío, con un lenguaje enormemente simplista; a pesar de esa estética que le ha puesto a su obra, la misma señora Barrera aclaraba en una entrevista que "ni veo películas ni series de policías, ni leo novela negra", pero sin embargo escribe sobre ello y edita un libro que tiene una portada de lo más burdo del género. No hay quien entienda eso.


En el libro de la inspectora de policía todos en Internet son unos delincuentes, la gente de la calle una inconsciente, y los jueces y fiscales no se enteran de nada de lo que pasa a su alrededor. Lo más asombroso es que, al parecer, esto es real. Entiendo que la editorial -y más aún tratándose de la poderosa Planeta- lo que busca es simplemente "hacer caja" tirando de una profesión llamativa y con el morbo extra de ser una mujer policía quien lo cuente (lo mismo que esas novelas "autobiográficas" de médicos y enfermeras, donde solo ponen lo más llamativo y exageran lo peor de la condición humana, para alimento y deguste de desquiciados y depravados lectores), pero lo que de verdad me duele es que haya policías con una visión tan negra y degradante de la ciudadanía. Supongo que es por la profesión y porque, quizá, Silvia estaba preparada intelectualmente, pero no psicológicamente para ello. Es mi opinión, insisto, puede que no sea por eso y que realmente esta señora siempre haya sido así y ese sea su carácter "natural". Ante lo cual no sé qué es peor, sinceramente: si el que la policía la haya convertido en alguien así, o que la policía admita a alguien así entre sus filas.

Por fortuna hoy no tenemos que tragarnos toda esta literatura burda y denigrante, si no queremos, y encontramos servicios como Amazon en los cuales podemos elegir qué relatos leer, qué novelas comprar, y a qué autores apoyar.


Antiguamente lo que podías leer eran solamente los libros que tuviera tu biblioteca de barrio o de pueblo, o aquellos que pudieras adquirir en tu librería, los cuales solían llevar a los autores que más se vendían o los nuevos lanzamientos (que, como acabáis de ver, a veces es lo peor), y poco más. Hoy con servicios como Amazon podemos disfrutar de relatos y novelas que tengan contenido, principios y, sobre todo, integridad. Respecto a las editoriales "clásicas", ojalá desaparecieran todas: no sirven para nada. Y quede este botón como muestra del absoluto bochorno que pueblan las estanterías de las bibliotecas con las editoriales de hoy.

Pero probablemente ese éxito de libros como éstos, en el fondo, no sea más que -en efecto- un reflejo de la degradación que acontece en la sociedad actual.

| Redacción: CadenaCuatro.com