29/11/18

Todos contamos historias


Pues sí, todos contamos historias. Todos somos más o menos narradores. Con mayor o menor acierto, con más o menos fluidez, todos somos, de alguna forma, escritores y cuentacuentos (en el buen sentido).

En nuestras conversaciones diarias no hacemos más que contar historias. Cuando llamamos por teléfono a un servicio de emergencias, o a un servicio técnico, inmediatamente contamos una historia. La historia del problema que tenemos. En nuestras conversaciones de diario, cuando caminamos con algún amigo o compañero de trabajo, pasamos el rato contando historias.




Son, al fin y al cabo, historias de nuestra vida, problemas que con mayor o menor soltura o florituras describimos, pero que mantienen en sí mismos una narración de lo que, en suma, suele ser o contener una trama literaria: presentamos la situación, el desarrollo, y finalmente -en ocasiones- terminamos con la conclusión o el epílogo.

Cuando alguien dice que no le gusta leer libros, ni escuchar historias, casi te está diciendo que no le gusta sociabilizar, ni le interesan sus congéneres, ni relacionarse con nadie. Porque cualquier tipo de relación humana, incluso la amorosa o la familiar, de padres a hijos, se basa y se desarrolla entre historias. Ellos te cuentan sus problemas, sus miedos e inquietudes, o lo que les ha ocurrido en el campamento, viaje de estudios o excursión. En suma: te cuentan un relato.

Porque todos, absolutamente todos, somos un libro que vamos escribiendo con nuestras vidas y usando de tinta nuestro propio esfuerzo.

| Redacción: CadenaCuatro.com

2 comentarios:

  1. A colación del artículo es sorprendente lo mal que cuenta las historias mucha gente. No son capaces de explicar su problema en el SAT por ejemplo siguiendo un orden coherente en la narración. Dando saltos de un lado para otro.

    Creo que en eso ayuda mucho escuchar y leer.

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  2. Un tema interesante, voy a dar una opinión diferente al respecto.

    Contar historias es relatas hechos del pasado y ya consumidos, pues las historias ya han sido vividas por primeras, segundas y terceras personas, e incluso por más personas, y sus llamas en forma de vivencias ya fueron consumidos por el fuego, las pruebas de las historias vividas son los escombros que han quedado como monumento vivencial y son las pruebas de su existencia de lo remoto, pero ya forman parte del pasado.

    El problema del hombre es que quema el combustible de su vida persiguiendo incesantemente el material que mantenga la llama encendida, pero no se da cuenta que la llama de su vida y su historia tiene un plan mayor que transciende a uno mismo, porque su historia y su llama terminarán inexorablemente por consumirse, solo hay un camino que pasa de la historia de uno mismo a una esperanza mayor que nunca termina, el que sepa leer y entender, entienda.

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