En la memoria, con capacidad de 60 registros, se almacenan automáticamente los tiempos de vuelta (es decir, los tiempos en los cuales hayamos detenido el cronógrafo y lo reseteemos), y los tiempos de fracción (cada vez que pausemos el cronógrafo se guardará su registro). No tenemos que hacer nada para ello, simplemente usar el cronógrafo de la forma habitual, y ya se encarga el reloj del resto. Las diferentes zonas de la pantalla nos permiten conocer todos esos tiempos (y también el tiempo de vuelta) y de ahí que todos estos relojes, a pesar de disponer de tantas zonas de LCD, no puedan visualizar la hora en todos los modos (ese espacio está destinado a la información de carrera).
Otra ventaja es que no es necesario que tengamos que andar limpiando memoria para acoger registros nuevos: en cuanto llegue a 60, el mismo reloj se encarga de ir borrando los registros más antiguos y colocando en el nivel más antiguo el nuevo registro. Los dos pulsadores frontales, tan característicos de esta serie de modelos, se utilizan para navegar por los mencionados registros.
Dentro de su sencillez es realmente compleja y muy potente la capacidad de registros que tienen este tipo de relojes, permiten aunar la comodidad de uso con la información detallada, algo en lo que resultan más interesantes y útiles que muchos smartwatches, y por eso aún continúan utilizándolos muchos aficionados que quieren registrar tiempos sin tener que seguir estadísticas interminables que, a la larga, acaban por no ser demasiado útiles en la práctica.
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