13/10/18

¿Qué prefieres: remontador, oscilador de silicio, o tourbillon?


La precisión más exacta posible siempre fue uno de los objetivos más buscados dentro de la relojería mecánica, algo que empezó a cobrar cada vez mas importancia a medida que la sociedad se fue industrializando.

Un reloj preciso era vital en la navegación marítima y, con la llegada del ferrocarril, se volvió un bien muy preciado para manejar los horarios. A ello debemos la estandarización de las horas en los Estados Unidos (el ferrocarril necesitaba un horario común para sus trenes, que difería del local puesto que cada región tenía su propio horario), y tras varios desastres marítimos, el gobierno inglés decidió ofrecer una recompensa a quien pudiera ser capaz de diseñar y construir un reloj muy preciso.




Aunque la relojería tenía ya larga historia y tradición, la precisión no había sido tema crucial en los siglos anteriores. Muchos de los relojes utilizados eran públicos, y las horas se conocían por las campanadas, no había tanta necesidad de ser preciso.

Durante los siglos venideros, gracias al ingenio de algunos hombres, se llegó a dotar al reloj mecánico de una enorme precisión para poder hacerlo fiable y útil con las necesidades de la época.

Louis Breguet, fundador de la famosa marca de relojería francesa, fue el inventor del tourbillon. Este auténtico prodigio mecánico paliaba uno de los efectos que hacían (y hacen) a un reloj convencional inexacto: la gravedad. Dado que la gravedad afecta a su mecanismo, sobre todo al volante de inercia y la rueda del escape, a Breguet se le ocurrió la genial idea de encerrar estas piezas en una "jaula", haciendo rotar todo ello unas cuantas veces por minuto sobre sus ejes. De esta manera la fuerza de la gravedad se distribuía equilibradamente y su influencia se repartía, de manera que su impacto negativo sobre el movimiento se reducía.


Pero si el tourbillon es un sistema "anti-gravitatorio" para paliar los efectos de la gravedad (en cierta manera sigue los principios de un giroscopio), el remontador hace aumentar la precisión del reloj paliando otro de los inconvenientes del reloj mecánico: la fricción entre sus piezas, y las mínimas -casi imperceptibles- variaciones de sus trenes de engranajes.

Mediante un sistema de energía auxiliar de carga/descarga, las piezas indicadoras se aíslan del sistema de energía principal, de manera que el resorte que almacena la energía no mueve las manecillas, sino que se usa para cargar un resorte aislado. Este se descarga cada pocos segundos (o cada pocos minutos, según los tipos de remontadores), ofreciendo al reloj un movimiento más fiable y promediando sus potenciales o posibles desviaciones.


Finalmente, otro de los sistemas para mejorar la precisión en un reloj mecánico es el oscilador de silicio y es, también, una de las últimas aportaciones realmente novedosa e inédita que, al contrario de los dos anteriores que hemos explicado, que parten de invenciones de hace siglos, ésta es verdaderamente reciente. Desarrollado por la división de relojería del Grupo LVMH y montado inicialmente en una de sus firmas, Zenith, este oscilador reinventa y unifica todas las piezas de uno de los elementos de todo reloj mecánico: el órgano regulador. Esta única pieza sustituye a unas treinta piezas del mencionado regulador, y hace uso de los nuevos materiales con el fin de aprovechar sus virtudes y ventajas. En este caso hablamos de un oscilador monolítico (de una sola pieza), fabricado en silicio monocristalino, el cual no sufre desgaste (porque no hay rozamiento) y ofrece una ventaja extra muy valiosa: no requiere lubricación alguna. Aunque Zenith no ha dado especificaciones sobre su vida útil, aseguran que no requiere mantenimiento, y es extremadamente flexible a la par que resistente. Por si fuera poco, es insensible a los campos magnéticos, la gravedad y la temperatura. No se dilata, como las piezas metálicas, ni sufre deformación.

Gracias a este oscilador los calibres que lo equipan pueden conseguir precisiones de tan solo +/- 0,3 segundos por día de media, con alternancias de 108.000 ciclos/hora en amplitud de +/- 6 grados, y funcionando a 15Hz. Posee además una resistencia al magnetismo de 88.000 amperios/metro o 1.100 gauss, superando en 18 veces los criterios de resistencia de este tipo de la norma ISO-76. A todo esto hay que añadir la más que destacable reserva de marcha, de 60 horas, lo que viene a demostrar las bondades que pueden aportar a la relojería mecánica los nuevos materiales.









| Redacción: CadenaCuatro.com

3 comentarios:

  1. Gran artículo. Como bonito, y complicado, me quedo con el Tourbillon.

    Como futuro, el silicio. Ya hay muchas partes de silicio en algunos relojes, y será algo que cuando se perfeccione la técnica no tendrá un coste muy superior a las actuales aleaciones de cobre que se usan en un movimiento mecánico.

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    1. sí, el silicio y la fibra de carbono, que también podría aportar mucho. El mayor problema que veo a esas cosas es que la inversión que requieren hace que el producto final sea enormemente caro, además, como la relojería mecánica no es algo que sea tan imprescindible como antes, ni que use todo el mundo, las investigaciones y desarrollo se reducen a unas pocas firmas, y hay poco movimiento. Como bien decías ayer, todo es bastante tradicional, y los cambios que se introducen en ese mundillo van muy lentos.

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  2. Así es. Las inversiones las hacen solo las marcas de lujo, y no les interesa vender muchos, de manera que el sobreprecio se vuelve notable.

    Aunque es algo que no nos guste, la relojería mecánica es hoy en día un lujo.

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