
Solemos ver traseras de relojes mecánicos espectaculares; mucha gente suele presumir de ello y, de hecho, los fabricantes las ponen "cara vista" (con recubrimiento de cristal) precisamente para ese menester. Pocas veces se ha hecho esto con un reloj de cuarzo, porque -se supone, yo no pienso así- que un reloj de cuarzo tiene poco de bello en su interior. Junghans nos demuestra, con su nuevo Meister Mega, que nada más lejos de la realidad.
Es cierto que el Meister Mega de Junghans no deja de ser, cuanto menos, un reloj "polémico". El fabricante germano lo presenta como el reloj más exacto del mundo, pero esa precisión, del orden de 0,006 segundos cada mil años, tiene trampa: el módulo de cuarzo, desarrollado íntegramente en Alemania por los maestros relojeros de la marca (es decir: es un calibre de cuarzo de manufactura propia enteramente, nunca mejor dicho) toma su precisión gracias a las estaciones de radio colocadas en diversos puntos del mundo (hay un mapa-mundi en el fondo del reloj, para recordárnoslas), de manera que esa exactitud es relativa. En cierto modo, es tan exacto como cualquier WaveCeptor de Casio.

Al fin y al cabo, la extraordinaria precisión del Junghans Meister Mega se debe más bien a los relojes atómicos de los que emiten las señales de radio para sincronizar los relojes por diversos países, y no tanto al Junghans Meister Mega en sí.
No por eso hay que desmerecer a este reloj radiocontrolado, cuya trasera es, sin lugar a dudas, lo más espectacular: creada expresamente "para lucir", en ella vemos las bobinas de los diversos motores que mueven los engranajes, el armazón de la pila (y el tornillo para sustituirla, por cierto), y las "venas eléctricas" de la circuitería, por donde circulan los electrones que dan vida a esta pequeña maravilla.

Este nuevo módulo (intentaré no caer en el error de llamarlo "calibre" como hacen algunos) se denomina J101 y se ha tardado cuatro años en desarrollarlo, un claro ejemplo de que este tipo de marcas pueden permitirse invertir bastante tiempo que, en otras firmas del mercado, no pueden ni soñar. Sus 146 componentes han sido testeados minuciosamente para no superar tolerancias superiores a 5 micras, guarda un secreto que lo hace ser superior al resto de los radiocontrolados: y es que se sincroniza sin cesar con las estaciones de radio. Mientras la mayoría de fabricantes se conforman con sincronizar sus modelos una o un par de veces al día, el J101 del Junghans Meister Mega se conecta ni más ni menos que 1.440 veces al día, gracias a una tecnología que en Junghans denominan ITC (Intelligent Time Correction). Como la corrección del minutero (mucho menos de las horas) sería innecesaria dado la constante sincronización, ésta se realiza, principalmente, sobre el segundero, atrasándolo segundo arriba o segundo abajo según sea el caso. Con esto nos aseguramos un reloj absolutamente preciso..., siempre que estemos en zona de cobertura, por supuesto.
Para realizar semejante "salvajada" de sincronización los técnicos de Junghans han tenido que esmerarse, y le han dotado de un sistema de "auto-scan" de radio-frecuencia, de manera que el reloj busca de forma automática la señal en las seis estaciones disponibles, actualizando la hora en caso de que cambiemos de lugar con otro uso horario.

Cuatro años en desarrollar un módulo tiene su sentido cuando se tiene en cuenta que los ingenieros de la firma germana desarrollaron para él otra tecnología más de movimiento, la SHM (Smart Hand Motion). Esta tecnología hace que la manecilla del segundero avance en pequeños saltos de medio en medio segundo (es decir, divide el segundo en dos), en lugar de hacerlo cada segundo, como un cuarzo analógico convencional.
El Junghans Meister Mega tiene unas medidas de 38,4 mm de diámetro, y un grosor de 9,6 mm, y viene en una caja de acero con cristales de zafiro. Habrá varias opciones o variantes, con mapa-mundi en el frontal y trasera a la vista (la más espectacular, sin duda), mientras que otras sustituirán esa trasera con la electrónica a la vista, por una trasera ciega con el mapa-mundi grabado sobre el metal. Éstos últimos son más delgados (9,3 mm de grosor) y pequeños (38 mm., de caja), y sustituyen el zafiro por un cristal mineral. Se supone que también serán más baratos, pero mejor no preguntes precios con estas cosas.
















| Redacción: CadenaCuatro.com
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